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Zaha Hadid fue una arquitecta iraquí-británica que rompió con todas las reglas del diseño en el campo de la arquitectura. Sus proyectos son reconocidos por ser dinámicos, disruptivos y despertar emociones en cada persona que los recorre. Si nunca escuchaste su nombre, hoy la vas a conocer y la vas a recordar para siempre.
Hoy en día, este sentir tiene un nombre: se llama neuroarquitectura o neurointeriorismo, y Zaha, sin proponérselo, fue una de sus precursoras. Mientras en el resto mundo se construían edificios cuadrados y con estructuras rectas, ella propuso curvas, techos flotantes y mobiliario en donde los volúmenes livianos conviven con diversas formas en espacios que dan la sensación de ser traídos de una dimensión futurista.
Primero, definamos el significado de neurointeriorismo.
La palabra suena complicada, pero es un concepto bastante simple: es el estudio de cómo los espacios en los que vivimos afectan nuestro cerebro y nuestras emociones. La luz, las formas, los materiales, los colores en combinatoria son elementos que pueden transformar nuestros sentimientos de forma positiva (o negativa).
Gracias a estos estudios, sabemos que:
– Las formas curvas generan mayor bienestar que las formas puntiagudas o demasiado rectas
– Un ambiente con luz natural, techos altos y materiales nobles puede reducir el estrés y mejorar la concentración
Esto que mencionamos, es exactamente lo que hizo Zaha, pero desde la intuición y el arte. Ya que en sus obras, todo fluye, está conectado y tiene sentido con foco en lo visual sin dejar de lado la experiencia vivencial. La sensación de fluidez y libertad tiene un impacto real en el cerebro: genera calma y estimula la creatividad.
En sus diseños “lo de afuera” y “lo de adentro” siempre se concibió de manera integral. Sus obras tienen un sello muy marcado que reflejan su identidad: movimiento, fluidez, estética y emoción.
Una pionera que dejó su huella
Zaha Hadid se consagró como la primera mujer en ganar el premio Pritzker (el más importante en arquitectura). A pesar de que muchas veces fue criticada, incomprendida y hasta subestimada, nunca dejó de creer en su forma de ver el mundo.
Es por eso que al traer su historia te animamos a salir de lo convencional, a proponer nuevas ideas, a provocar emociones en cada rincón. Porque al final del día, lo importante no es sólo cómo se ven los espacios que habitamos, sino cómo te hace sentir.