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¿Alguna vez has entrado a un lugar y te has sentido inmediatamente relajado o, por el contrario, ansioso? La neuroarquitectura estudia cómo los espacios construidos afectan nuestro cerebro y nuestras emociones. Es una disciplina que combina la arquitectura, la psicología y las neurociencias para crear entornos que promuevan el bienestar y la productividad.
La neuroarquitectura se basa en la premisa de que nuestro cerebro reacciona de manera específica a los estímulos visuales, auditivos y táctiles del entorno. Los arquitectos y diseñadores pueden aprovechar este conocimiento para crear espacios que influyan en nuestro estado de ánimo, nuestra concentración y nuestro comportamiento.
El sonido: El sonido ambiente también juega un papel importante en la creación de atmósferas. Los sonidos naturales, como el agua o el viento, pueden generar una sensación de relajación.
La neuroarquitectura no es solo una teoría, sino que tiene aplicaciones prácticas en el diseño de interiores. Al planificar un espacio, los diseñadores pueden aplicar estos principios para crear ambientes que promuevan la salud mental y el bienestar. Desde la selección de materiales hasta la disposición del mobiliario y la iluminación, cada decisión puede tener un impacto significativo en cómo nos sentimos y actuamos en un espacio.
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